Informe sobre Violencia de Género, 18 años de información y análisis para la igualdad
👉Artículo de opinión de la consejera de Igualdad y portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández
Desde
hace 18 años en Castilla-La Mancha venimos publicando el Informe
sobre Violencia de Género, una herramienta muy útil que nos dimos
como sociedad y que como sociedad nos ha permitido crecer,
sensibilizarnos y mejorar la protección de las mujeres, las niñas y
los niños que sufren esta cruel violencia.
Este
informe que nació en 2002 y que cumple ahora su mayoría de edad,
nos ha permitido trabajar en tres grandes ejes. El primero, el
conocimiento real de la situación gracias a la radiografía que
aporta: prevención, sensibilización y divulgación; servicios de
información y atención especializada; recursos de alojamiento y
protección para víctimas de la violencia de género; seguridad de
las víctimas, ayudas sociales y económicas; actuación de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y procedimientos judiciales. En
segundo lugar, la implementación de servicios, recursos, planes y
medidas para atajar estas situaciones de violencia. Y, derivado de
estos dos grandes bloques, lo más importante, el fin en sí mismo
del estudio: la protección de las mujeres y de sus criaturas
víctimas de la violencia machista.
Conviene
recordar, además, que su elaboración no es fruto del voluntarismo,
sino de la voluntad política del Gobierno de Castilla-La Mancha, que
siempre ha tenido claro que hay que proteger y apoyar más a quien
más lo necesita. Por eso, estableció la obligación legal de
publicarlo y remitirlo a las Cortes regionales, primero con la Ley
5/2001, de 17 de mayo, de Prevención de Malos Tratos y de Protección
a las Mujeres Maltratadas de Castilla-La Mancha cuyo artículo 11
establecía la obligación del Ejecutivo de remitir a las Cortes este
informe y posteriormente ha sido la Ley 4/2018 de 8 de octubre para
un Sociedad Libre de Violencia de Género en Castilla-La Mancha, la
que en su artículo 32 sobre ‘Evaluación de implementación y
eficacia de las medidas’, recoge la obligación del Instituto de la
Mujer de realizarlo.
Otra
razón más para hablar hoy de este informe, en un momento en el que
la emergencia sanitaria de la COVID-19 ha provocado un repunte en la
violencia machista, es porque sus páginas no solo contienen
información muy valiosa acerca de cómo hemos ido evolucionando como
sociedad, sino que son el hilo conductor de nuestra propia historia
en lo que a igualdad y lucha contra la violencia machista se refiere.
El
repaso de esta información nos muestra que hemos mejorado en la
prestación de servicios, pasando de 39 centros de la mujer a 84 y
triplicando la inversión para su mantenimiento de 3 a 9 millones de
euros.
La
comparativa entre los datos de los primeros años y los últimos
arroja un incremento de llamadas a la Línea 900, (2.699 en el
informe de 2001, cuando este año, sólo en el estado de alarma han
sido 1.435), de lo que se deduce que las estrategias de
sensibilización, visibilización y apoyo a las víctimas funciona.
También hay más sentencias condenatorias al año, más denuncias y
más procedimientos incoados. Se han multiplicado por seis la ayuda a
las mujeres a la salida de los recursos de acogida (de 1.000 euros
hasta un máximo de 6.000). También entonces se empezaba a utilizar
un lenguaje inclusivo que ahora hemos ido depurando y mejorando.
Otros avances han sido la creación de planes de empleo específicos
para mujeres víctimas de violencia de género, el acceso a viviendas
tuteladas o las becas Leonor Serrano.
En
el lado opuesto, un dato muy preocupante como ya revelaba aquel
informe, es que la violencia de género entre los más jóvenes sigue
aumentando, por lo que tenemos que seguir haciendo hincapié en la
sensibilización, y reflexionar acerca de cómo atajar esta situación
porque nuestra juventud es el futuro y es la esperanza.
Si
hablamos de los hitos que engarza ese hilo podemos citar la
Modificación de la Ley electoral de Castilla-La Mancha para incluir
listas paritarias en las elecciones autonómicas (2002); la puesta en
marcha de nuevos planes de igualdad de oportunidades y de medidas
para la conciliación de la vida laboral, familiar y personal (2007);
la creación de la I Escuela de Pensamiento Feminista de Castilla-La
Mancha (2008); la Ley 12/ 2010 de Igualdad entre Mujeres y Hombres de
Castilla- La Mancha; el Decreto 75/2016, de 07 de diciembre de 2016,
que reguló la Comisión de Igualdad de Castilla-La Mancha; la Ley
para una Sociedad Libre de Violencia de Género en Castilla-La Mancha
de 2018; el Decreto de Orfandad de 2019 por el que se conceden ayudas
a menores víctimas de violencia de género y la creación de la
Consejería de Igualdad este mismo año.
Se
puede concluir por tanto que el repaso de los datos e hitos de estos
18 años son un binomio inseparable: los primeros nos hablan de la
realidad, lo segundos de todo lo que hemos hecho para mejorarla.
Dice
Neruda: ‘nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos’. Es
cierto, en este tiempo nuestra sociedad ha sido capaz de analizar la
realidad e ir tomando las medidas necesarias para acabar con la
violencia machista. Pero también es verdad que no hemos conseguido
erradicarla y que hemos de seguir trabajando con todos los
instrumentos que tenemos a nuestro alcance, y con los que sea
necesario crear, hasta alcanzar la sociedad igualitaria y justa que
queremos. En eso estamos y en eso seguirá estando el Gobierno de
Castilla-La Mancha.
Blanca
Fernández Morena
Consejera
de Igualdad y Portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha
No hay comentarios