Un estudio demuestra que las mujeres de izquierdas tienen un mayor deseo sexual que las de derechas y centro
👉La
investigación está realizada por el psicólogo Francisco Cabello
para el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología y es la más
importante realizada a nivel internacional
👉De
las 22.000 mujeres encuestadas en 71 países de habla hispana de los
cinco continentes, las españolas son las que mayor deseo sexual
tienen
👉Las que presentan un mayor deseo son las que tienen estudios universitarios, seguidas de las de Formación Profesional
Las
mujeres con ideología de izquierdas son las que tienen un mayor
deseo sexual con diferencias significativas frente a las de derechas
y las de centro, que puntúan por igual y no hay diferencias entre
ellas. Esta es una de las conclusiones que se extraen de un estudio
realizado por el prestigioso psicólogo malagueño Francisco Cabello
en lo que se ha convertido en la mayor investigación a nivel
internacional sobre el deseo realizada hasta ahora. Ha constado de
una encuesta entre 22.000 mujeres de habla hispana pertenecientes a
71 países de los cinco continentes y de la que también destaca el
dato de que, de todos esos países, las mujeres españolas son las
que mayor deseo tienen.
Los
resultados de este novedoso estudio se han presentado esta tarde en
el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga, en un acto organizado
por el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental.
Antecedentes
Francisco
Cabello, médico, psicólogo clínico y sexólogo, acumula 33 años
de consulta y es el director del Instituto Andaluz de Sexología y
Psicología desde su fundación en 1991. Lidera el ‘Proyecto
Desea’, sobre deseo y aversión sexual.
Explica que, según
múltiples estudios anteriores, la pérdida de deseo constituye el
primer problema sexual para las mujeres y el tercero para los
hombres, pero los datos que aportan estos estudios son muy variables.
Además, cree que se ha sobrevalorado la ausencia de deseo en la
mujer y que las cifras conocidas hasta ahora están magnificadas,
porque se incluyen en las mismas a las que no tienen deseo a causa de
que su pareja no es la adecuada, es decir, que la pareja no es un
adecuado inductor externo del deseo.
Por
este motivo, desde el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología,
y con el apoyo de la Academia Internacional de Sexología Médica,
puso en marcha una investigación multicéntrica, de carácter
internacional, para evaluar el nivel de deseo de la población y
poder detectar qué número de personas presentan falta de deseo, con
vistas a tomar medidas que puedan servir para mejorar su calidad de
vida.
Proyecto Desea
El
‘Proyecto Desea’ se inició en 2015. Francisco Cabello explica
que “en consulta comparé mis datos de muchos años de experiencia
con los que aparecían en diversas bibliografías, que hablaban de
unos niveles muy altos de falta de deseo en la mujer. Incluso hay
algún trabajo sueco que habla hasta de un 80 por ciento, aunque la
media, cuando se revisan los trabajos publicados, siempre la sitúan
entre el 20 y el 40 por ciento, aunque más cercano al 40 que al 20”.
Sin
embargo, el psicólogo afirma que ese dato no es real, “ya que en
consulta nos damos cuenta de que hay mujeres con falta de deseo
derivado de un conflicto de pareja, o sea, porque ésta no es un
adecuado inductor del deseo. Nosotros entendemos que el deseo es
adecuado cuando la base neurofisiológica es normal, o sea, que
hormonas y neurotransmisores están bien, cuando a nivel cognitivo y
afectivo se está bien y, por supuesto, cuando existen unos estímulos
adecuados. Pero si la pareja no está funcionando como un estímulo
adecuado, no se puede considerar que esa mujer tenga una patología”.
Por
este motivo, Francisco Cabello entiende que la bibliografía lo que
mide generalmente en los cuestionarios es frecuencia sexual y
motivación para iniciar relaciones sexuales, “y no se puede estar
motivado para iniciar relaciones sexuales con una pareja que en ese
momento de la vida no se parece en nada a aquella persona que se
conoció y con la cual se tenía deseo constantemente”.
Así,
en 2015, junto con su equipo -los psicólogos Francisco Javier del
Río y Marina Cabello- elaboró, validó y publicó un cuestionario
llamado cuestionario ‘Desea’, que mide el deseo, la posibilidad
de aversión sexual y el estrés interpersonal, ese decir, si hay o
no conflicto de pareja. “Nuestra idea -apunta el doctor Cabello- es
valorar qué mujeres tienen realmente falta de deseo porque, aunque
quieren a su pareja, no encuentran el momento de tener relaciones o
les produce aversión el sexo. Y una cuestión distinta, que conlleva
una estrategia terapéutica diferente, es la de aquellas mujeres que
no se llevan bien con su pareja, no se comunican, o no son bien
tratadas y eso produce un rechazo. La estrategia ahí sería una
terapia de pareja”.
Así
pues, el cuestionario puesto en marcha es el único que permite medir
deseo, aversión y si la pareja está bien o no para poder elegir las
diferentes estrategias terapéuticas. El proyecto se presentó a la
Academia Internacional de Sexología Médica a la que le pareció muy
interesante. Esta academia está compuesta por treinta miembros, de
mucho prestigio en su campo y en sus países, que promovieron que se
contestara el cuestionario. De esta manera, se ha logrado ser el
trabajo sobre deseo más grande que se ha hecho en la historia, con
22.000 personas encuestadas, de las cuales cumplieron los criterios
de inclusión 20.420 y de ellas 18.530 son mujeres.
Deseo sexual hipoactivo
El
primer dato importante es que solo un 10,27 por ciento de esas 18.530
mujeres tienen deseo sexual hipoactivo, ese decir, poca motivación
hacia las relaciones eróticas, ausencia de pensamientos o fantasías
sexuales, o muy poca frecuencia de estas. Se trata de un dato
que contrasta con la media publicada hasta ahora en otros estudios.
Francisco Cabello explica que “ninguna patología, como diabetes,
hipertensión o depresión -que son las más frecuentes- supera el 26
por ciento. Si entendemos el deseo sexual hipoactivo como una
enfermedad, sería muy raro que fuera una media tan alta como se
había dicho hasta ahora”.
La clave está en haber quitado del
estudio los conflictos de pareja como causa de la falta de deseo.
“Realmente, el deseo sexual hipoactivo ronda ese porcentaje
del 10,27 por ciento sin el conflicto de pareja”.
Conclusiones curiosas
Del
estudio, el doctor Cabello explica que se pueden extraer conclusiones
muy curiosas. Una de ellas es que las mujeres que se califican como
poliamorosas, que suponen un pequeño porcentaje del total, “son
las que tienen los niveles más altos de deseo. Y le siguen a
continuación las mujeres que tienen pareja, pero no conviven con
ella. Desde el punto de vista erótico, ese sería el mejor modelo de
pareja”.
Respecto
a la orientación sexual, el estudio refleja que “las bisexuales y
las homosexuales tienen bastante más deseo, con diferencias
significativas con respecto a las mujeres heterosexuales”.
En
cuanto al nivel de estudios, “las que presentan un mayor nivel de
deseo son las mujeres que poseen estudios universitarios, seguidas de
las que han estudiado Formación Profesional, después las que tienen
estudios secundarios y las que menos deseo tienen son las que poseen
estudios primarios. Es decir, a mayor nivel de estudios existe mayor
deseo. También cabe destacar que, a nivel profesional, las mujeres
con menor nivel de deseo son las amas de casa”.
En
referencia a la orientación política, “las mujeres con más deseo
son las de izquierdas con diferencias significativas frente a las de
derechas y centro, que puntúan por igual y no hay diferencias entre
ellas”.
Con
respecto a la religión, “las mujeres que más deseo tienen son,
con mucha diferencia, las que no tienen ninguna creencia religiosa, o
sea, las no creyentes. Le siguen las adventistas, aunque son pocas en
nuestra muestra, y después las cristianas no practicantes. Hay una
gran diferencia entre las cristianas no practicantes con respecto a
las practicantes, un 26 por ciento”.
Otro
dato interesante es el lugar de residencia, “ya que hay mayor deseo
en las mujeres a medida que hay mayor número de habitantes en sus
localidades”.
Las
españolas lideran el ranking
Han
sido 22.000 mujeres encuestadas en países o localidades de los cinco
continentes como Alemania, Anguilla, Antigua y Barbuda, Antillas
holandesas, Antioquia, Argentina, Aruba, Australia, Austria, Bélgica,
Bolivia, Bonaire, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Corea del Sur,
Costa Rica, Cuba, Curazao, Dinamarca, Ecuador, El Salvador,
Eslovenia, España, Estados Unidos de América, Finlandia, Francia,
Grecia, Guatemala, Haití, Holanda, Honduras, Inglaterra, Irlanda,
Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes, Islas Vírgenes
Británicas, Israel, Italia, Jamaica, Japón, La Guyana francesa,
Malasia, Managua, Maracaibo, Marruecos, México, Nicaragua, Noruega,
Nueva Zelanda, Palestina, Panamá, Paraguay, Perú, Polonia,
Portugal, Puerto Rico, Qatar, República Dominicana, Rusia, Salvador,
Sint Maarten, Sudáfrica, Suecia, Suiza, Trinidad y Tobago, Turquía,
Uruguay y Venezuela.
Pues
bien, de las encuestas en todos ellos el estudio realizado por
Francisco Cabello demuestra que las españolas son las que presentan
un mayor deseo sexual.
Aversión al sexo
Un
dato muy importante desde el punto de vista psicológico es que se ha
desclasificado del DSM 5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales) la aversión al sexo, que se produce en mujeres
que les produce repugnancia, pese a querer tener relaciones sexuales
por estar enamorados de su pareja, pero no pueden porque no resisten
el olor, la idea de ponerse, etc.
Incide Francisco Cabello en que ha
sido desclasificado “porque el comité de expertos del DSM 5
refería que había pocos estudios referidos a la aversión, pero a
nosotros nos sale una prevalencia del 2,5 por ciento. De cada cien
mujeres, dos y media no pueden tener relaciones sexuales porque les
produce aversión. Y hay una correlación entre el nivel de deseo
bajo y la aversión”.
Así,
profundiza en el tema señalando que “el estado final de un deseo
sexual hipoactivo suele ser la aversión sexual. Suele comenzar
porque la mujer empieza por no encontrar el momento adecuado para
tener relaciones sexuales, pero esa presión le lleva a tener cada
vez menos deseo y, al final, sólo con escuchar a su pareja entrar
por la puerta ya le entra dolor de cabeza o ganas de vomitar. Se
llega a somatizar el rechazo y en esa situación ya estamos ante una
aversión. Quitarlo de la clasificación del DSM 5 es una memez,
porque es un cuadro que vemos todos los días en consulta y este
estudio viene a demostrar que ha sido un gran error desclasificarlo”.
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